La obsolescencia programada u obsolescencia planificada es la determinación o programación del fin de la vida útil de un producto, de modo que, tras un período de tiempo calculado de antemano por el fabricante o por la empresa durante la fase de diseño del mismo, este se torne obsoleto, no funcional, inútil o inservible por la falta de repuestos.
Existe una contradicción en este concepto, puesto que el mercado requiere que el productor, con el fin de mantenerse competitivo, disminuya sus costos en todos las fases del proceso de producción (costo-eficiencia). Esto usualmente se traduce en el pago de salarios mínimos, tercerización pero también en el uso de materiales de menor calidad, y diseño inferior. A esto se le puede denominar obsolescencia intrínseca.
El segundo problema es que ningún producto puede permitirse una vida útil mayor a la necesaria para mantener el ciclo de consumo. Debido a ello se planifica la «caducidad», falla o daño de un producto después de un periodo específico, esto es obsolescencia planificada o programada propiamente dicha.
El caso más común es el de los teléfonos móviles, ya que cuanto más modernos y más tecnología tienen, más rápido se estropean.
Hay otros tipos de obsolescencia como puede ser la de los medicamentos o la alimentaria que se ve reflejada en las fechas de consumo preferente o de caducidad.
iDiots
En este vídeo se muestra como los móviles funcionan perfectamente hasta que el robot "jefe" decide que tienen que dejar de funcionar.
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